agosto 01, 2012

Sobre extrañar a la familia

Cuando uno se va de su de su casa, o digamos especificamente de su país, lo primero que se escucha después de FELICIDADES es la cantidad de besos y abrazos que tienes que repartir entre tu familia cercana y tus mascotas, porque al parecer hasta los más duros de corazón se ponen aguados con esa bendita frase de Extraño a mi familia. Es que es verdad.

La verdad es que uno extraña poder hablar fluidamente con alguien que te conoce y entonces no tienes que explicarle el rollo completo. Y ni hablar de cuando ni les interesa el rollo por el cual estás pasando. Es un #fail total. Te sientes como que más solo todavía, en la máxima ingrimitud posible, miserablemente incomprendido. Es más ni si quiera hay contacto físico con el propósito de hacerte sentir en casa.

Es la comunicación efectiva (una de mis obsesiones) una de las razones por las que nos sentimos así de mal estando solitos en otro lugar. Personas que no entienden por qué lloras, gente que considera estúpida tu solución, mujeres que no entienden cuando les dices "me siento burda de rara aquí" y hombres que te preguntan qué significa cada palabra de lo que estas hablando justo cuando te estas desahogando. COMPRENSIÓN CERO.

Son tus primos y tus mejores amigos los que se conocen tu historia completa y a quienes con pocas palabras les puedes contar cómo te sientes hoy. Y son ellos los que te abrazan por 5 segunditos más porque sí lo están disfrutando.