noviembre 25, 2012

Reflexión

Hace unos días, me di cuenta de que mi blog ya no era el de antes. Todo este asunto fotográfico comenzó siendo un espacio quejumbroso donde nadie leía mis historias mentales, lo que hacía del hecho de escribir aquí, un desahogo libre o un anonimato para inventar cuentos.

No sé de qué manera mis imágenes se fueron convirtiendo en las historias. A lo mejor las imágenes hicieron las veces de desahogo así que las palabras extrañamente se quedaron cortas y no hacía falta venir a contarles a mis visitantes, mis desgracias o desesperaciones.
También podría decir que las mudanzas (3 en Italia y una a España ) han hecho de mi vida una cosa diferente. Se trata de que todo cambia tanto, que me quejo de todo, pero no sé con quién. Las amistades quedaron lejos y esa pregunta de Cómo estas, ya no se recibe con la misma intención.

Concluyendo

Uno va aprendiendo que la comida es diferente, que a la gente le extraña que yo coma lo que me gusta comer y que no muera por las cosas que más se disfrutan en este sitio. Aprendemos que hay que vestirse diferente y que no venden la ropa que usabas antes. Descubrimos lo bonito de las estaciones, y lo fastidioso también, porque el otoño es hermoso, lo que no es hermoso es tener calor y frió en menos de 10 minutos. Aprendemos a convivir con personas diferentes cada vez, a aceptar sus cosas y amarlos como hermanos que finalmente son. Y que no se nos olvide aprender a tener paciencia, oigan que en todas estas andanzas hay que tener mucha paciencia! porque estabilizarse es difícil, conseguir trabajo es difícil y entenderse con la gente es difícil.

Darse cuenta de los cambios es muy importante, colapsar no es sano para quien cae en eso y mucho menos para los que están alrededor y pueden no comprender tu fragilidad mental.

FIn del comunicado.
Ana María Méndez